martes, 19 de julio de 2011

MicroCentralismo

Me ocupé en mi escrito anterior sobre el tema de los departamentos.  Aunque hay mucho por profundizar, quiero hoy pasar un escalón abajo, para revisar la validez del actual esquema municipal.  Empiezo por el municipio al que conozco con alguna profundidad por ser el de mi nacimiento y actual residencia. Es un poco Sui-Generis, pero tengo la ventaja de conocerlo bastante.

Hace unos 40 años se construyó la alcaldía de este municipio. Se trata de un edificio amplio, con dos pisos en su cuerpo general y tres en la parte frontal.  Para esa época se hablaba de que la población de San Gil estaba llegando a los treinta mil habitantes.

En el primer piso del edificio, en su local más grande despachaba el Banco Cafetero. El otro local del frente lo ocupaba la Tesorería Municipal. En el interior se encontraban la totalidad de las dependencias municipales, incluyendo la oficina de Tránsito, la Personería, Inspección de Policía, Secretarías del Despacho, Concejo Municipal, etc.  Tal vez la única dependencia que funcionaba afuera era la Banda Municipal que compartía las instalaciones con la Inspección Departamental de Policía y la Defensa Civil, no por falta de espacio, sino por mantener alejado del nuevo edificio el ruido resultante de sus constantes ensayos.

A pesar de estar todas las dependencias cómodamente ubicadas en estas instalaciones, el tercer piso quedó libre, a disposición de las personas que desearan contar con  despacho moderno para desarrollar las actividades profesionales. Así las cosas, la Alcaldía encontró una nueva fuente de ingresos al arrendar estas oficinas a algunos profesionales del derecho y la ingeniería.  Será imborrable el recuerdo del funcionamiento en uno de tales espacios de la primera y por cierto muy grande fotocopiadora Xerox, traída por Don Luis Ribero Silva.

Supongamos que hoy la población llega al doble (unos sesenta mil), a pesar de que el DANE diga que son menos. Hace tiempos que no hay banco en la Alcaldía. Los despachos particulares en el tercer piso solo los recuerdan los jubilados de la administración municipal; Se adecuaron dependencias en la Casa de la Cultura para instalar más despachos; Buena parte de la parte sobreviviente del antiguo colegio Guanentá (o de la antigua Normal para los más jóvenes) se adecuó para albergar otras dependencias; Cerca a las instalaciones del SENA se construyó un inmueble que recibió en su superficie a la Personería y la Inspección Municipal de Policía; Algunos sectores subutilizados de la Terminal de Transportes se adecuaron y están siendo utilizados para el funcionamiento de la oficina de Transito local. En conclusión, la gran cantidad de funcionarios que hay actualmente desbordó ampliamente la capacidad de aquel cómodo edificio al punto que hoy se está terminando en lo que antes era el patio parqueadero un nuevo bloque de oficinas. Lo triste es que una vez esté “habitable” este nuevo sector, se llenará de personas cuya única función pareciera ser proyectar la próxima ampliación de la alcaldía.

Si la población, en el mejor de los casos solamente se ha duplicado, ¿Por qué las dependencias municipales se han multiplicado? No encontramos ninguna gracia en desinflar el estado nacional para que las dependencias municipales absorban y superen los ahorros presupuestales de ese nivel.

¿Volverá a haber algún alcalde que, como lo hizo en su momento el Doctor Luis Camacho Rueda, dedique el presupuesto a hacer obras y no a ver cuántos puestos más puede crear para alimentar el clientelismo municipal? ¿Algún candidato nos ofrece esa opción? Si existe, ¿Seremos capaces de elegirlo?